En muchos sentidos, declarados o no, Albur de amor es un palimpsesto (manuscrito que conserva las huellas de la escritura previamente plasmada en el pliego), creado a
partir de dos grandes corrientes, la culta y la popular, encaminadas a reforzar
la reflexión en torno a los fundamentos poéticos del autor: el amor como centro
y fuerza motora del universo, la mujer en su papel de núcleo existencial, la
convivencia de contrarios o la percepción de las manifestaciones del universo
mágico y oculto; pero también los aspectos lúdicos de la creación poética.
Según Gérard Genette, la intertextualidad
es la “relación de copresencia entre dos o más textos” (Genette, 1989:10), es
palpable y proporciona significancia al sentido e implica un tejido de relaciones
semántico-estilísticas. Tres posibilidades de intertextualidad bien definidas
son, en primer lugar, la cita; en segundo, el plagio, “una copia no declarada
pero literal”: ¿Incurre Bonifaz Nucho en plagio al titular su poemario con la
misma frase de la canción compuesta por Alfonso Esparza Oteo (1898-1950)?, ésa
es una de las preguntas acuciantes a las que se intentará dar respuesta después
del análisis; y, por último, la alusión, como
la que aparece en Albur de amor, cuando
el poeta se declara “Yo trovador…” aludiendo a la oración que reza “Yo, pecador…”
Genette incluye en las relaciones
trastextuales a los “paratextos”, en el nivel de la estructura externa de la
obra: los títulos, subtítulos, prólogos, notas, epígrafes, ilustraciones y otros
elementos accesorios como cubiertas o fajas. Las solapas de la sobrecubierta
del libro Albur de amor, contienen un
paratexto no firmado que determina buena parte de la lectura: “Jugarse el todo
por la nada, contemplar cómo frente al goce de los sentidos permanece un mundo
desolado y aceptar la llama del recuerdo —al fin y al cabo la única forma de
saberse entre los vivos— como una razón de nuestra persistencia son condiciones
que mantienen, cuando no impulsan, este poema” (Bonifaz, 1987).
Otra posible relación es la denominada “metatextualidad”:
comentarios, resonancias críticas
sobre otros textos. Esta relación enlaza un texto con otro(s), en la que el
primero se refiere al segundo, a veces sin citarlo o nombrarlo. En entrevista
con el poeta, reconoció la importancia de la música popular en su formación “En
ese libro traté de mostrar mi naturaleza de pelado mexicano; entonces me apoyé
en diferentes asuntos o corrientes populares, principalmente las canciones:
tomé corridos, tomé a José Alfredo Jiménez y tomé canciones de mis tiempos.
Recuerdo muchas canciones que llegaron a marcarme y a marcar mis gustos”. Es
decir, Albur de amor es un diálogo, un
comentario a sus canciones favoritas.
Pero, el enlace textual que guarda
mayores posibilidades de análisis es la “hipertextualidad” (llama la atención
la coincidencia entre este fenómeno literario y los textos en dispositivo
electrónico que conducen a otros, mediante palabras y expresiones resaltadas),
una relación explícita o no (otra vez la amenaza del plagio) entre un texto
anterior y uno posterior. Al anterior se le aplicarían ciertos grados de transformación:
“simple o directa”, cuando sólo se traslada el discurso a otro ambiente, y la “indirecta
o imitación”, cuando se realiza una supresión, adición o inversión de palabras
sobre un modelo ya establecido (el texto original) que será perceptible para el
lector ejercitado. O para aquél que se convierta en lo que Genette llama “archilector”,
el que realiza la actividad hermenéutica de búsqueda de hipertextualidad. El
autor recopila una serie de materiales para luego emprender “el trabajo de desescribir a fuerza de tachaduras, de
elipsis, de fórmulas alusivas, de réplicas sacadas de su contexto, de detalles
estrafalarios” (: 347). Este proceso será retomado por el archilector cuando
busque las pistas que lo lleven a reelaborar el texto, aunque tal vez encuentre
—para decirlo con las palabras de Genette— “aquello que no buscaba” (: 10).
Entonces, resulta que Bonifaz Nuño
recopiló todo tipo de materiales; por ejemplo, aquellas canciones populares que
lo identifican como “pelado mexicano” con una canción tan popular como “La
chancla”, de autor desconocido, que entona: “Un orgullo sólo tengo: / que a
naiden le sé rogar”, y la transforma en los versos del poema número 14 de Albur de amor:
Un
orgullo tan solo tengo:
no
me encontrarán cuando me busquen
de
espaldas, porque estoy de frente. (Bonifaz:
Otros
versos de la misma canción dicen:
Una
sota y un caballo
burlarse
querían de mí, ay,
Y
en el poema 16 del mismo libro, se lee:
lloro
por las sotas, pues bien sabes
que
los caballos me dan risa. (Bonifaz: 42, vv. 37-38)
En
ambos versos, se mantiene el sentido de las imágenes de la baraja: la sota se
asocia con la mujer y el caballo con el rival.
Pero los hipertextos de Albur de amor no sólo corresponden a la
música popular, sino que incluye calcos del poeta latino Horacio como éstos:
Si
la pena de un quebrantado juramento te hubiese lastimado jamás, Barina; si te
afeases por un diente negro o una uña, te creería (Horacio, Oda VII)
Dientes
y uñas que vuelven al poema 22 de Albur
de amor:
Si
por falsear tus juramentos
se
te pusiera negro un diente,
si
una de tus uñas se rajara,
tal
vez alguno te creyera. (Bonifaz: 51, vv. 14-17)
Y de Horacio, a los refranes populares
como “Las veredas quitarán, pero la querencia cuándo”, que el poeta recrea en
los versos del poema 24:
Pues
podrá ser que se te olvide
mi
amor, pero esos tiempos cuándo (Bonifaz: 58, vv. 36-37)
Por supuesto, también acude a los
tópicos tradicionales que se formaron en la Antigüedad y se consolidaron en el
Siglo de Oro, como el del Carmen 70 de Catulo donde afirma que las promesas de
la mujer se escriben “en el aire y en el agua”. Este tópico llegó a una canción
de Cuco Sánchez, “La rosa de oro”:
Quise
escribir en el aire,
quise
escribir en el agua
tu nombre, nomás tu nombre…
Y también Bonifaz emplea el tópico en el
poema número 3 de Albur de amor:
En
el agua escrito y en el viento
quedó
el amor perpetuo. Sombras. (Bonifaz: 11, vv. 36-37)
En realidad, es enorme la cantidad de
hipertextos de diferentes tradiciones poéticas. También hay alusiones e
intertextos de la cultura prehispánica, la Biblia y otros textos hebreos como
la Cábala… Entonces, vuelvo a la pregunta planteada: ¿Incurre Bonifaz Nuño en plagio
por sus relaciones hipertextuales? Considero que un plagio consiste en transcribir
los versos de otra fuente sin ningún procedimiento de contextualización o
transformación que permita al lector reconocer, primero, que se encuentra ante
un fragmento proveniente de otro texto. En cambio, Bonifaz Nuño recurre a
varios procedimientos, algunos muy sutiles, que hacen evidente su admiración
por aquellos autores que retoma. Además, le permiten establecer lazos de
identidad con las raíces mexicanas pero también con las universales que hace
confluir en el poemario para dar paso a un nuevo objeto estético, único e
irrepetible.
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