sábado, 1 de noviembre de 2014

Transcripción de algunos fragmentos del libro "Teoría literaria y deconstrucción" de Manuel Asensi


¿Qué es, en teoría literaria, "deconstrucción", "post-estructuralismo" o "crítica deconstructiva"?
El siguiente fragmento de la introducción del libro Teoría literaria y deconstrucción establece algunos elementos relevantes para comenzar un estudio de este tipo de teorías.

Manuel Asensi, "Crítica Límite/El límite de la crítica" en Teoría literaria y deconstrucción, Madrid, Arco Libros, 1990.
0. INTRODUCCIÓN: LOS CUATRO VÉRTICES DEL MARCO



Sabemos que J. Derrida no es ni un teórico literario ni un filósofo en el sentido estricto y que, al mismo tiempo, habla de y usa la literatura y la filosofía. En sus textos se establece un diálogo particular con Platón, Husserl, Aristóteles, Heidegger, Lévinas, etc., pero al describir su forma de escritura se la califica de gongorina[1]. Sabemos también que ese habla y ese uso no hacen perdurar el mismo estado de cosas primitivo y que el resultado dista mucho de ofrecer un discurso enmarcado y definido. Es frecuente por ello oír voces que llaman la atención sobre la poca claridad de las implicaciones entre la deconstrucción y los estudios literarios[2]. Y, sin embargo, se reconoce la existencia de una crítica literaria deconstructiva con sus manifiestos, sus polémicas y sus detractores y defensores. […] Más aún: se ponen interrogantes alrededor de las relaciones que median entre aquellos que forman parte del propio panorama postestructural. Por otro lado, éste, y no es necesario insistir en ello, no se limita a la teoría literaria, sino que interviene en la filosofía, en la historia, en la psicología, en la antropología, etc. En definitiva, parece claro que la deconstrucción juega un papel importante en el pensamiento contemporáneo y, por esa misma razón, en disciplinas como la teoría y crítica literarias, pero, a la vez, parece también claro que ese papel y sus consecuencias son lo más difícil de encuadrar. Situación paradójica, pues, entre el reconocimiento y la negación, entre la indefinición y el hecho.
Nuestra tesis de partida es que las relaciones entre la deconstrucción y la teoría literaria sólo pueden plantearse en términos de conflicto, paradoja y límite (en el sentido etimológico de estas palabras). La deconstrucción choca, lucha con, turba, inquieta a la teoría literaria que, de ese modo, se mueve paradójicamente en un umbral. Dicho conflicto plantea, ante todo, un problema de delimitación que, lejos de constituir una situación de precariedad, dibuja el modo de proceder deconstructivo. Ahora bien, el conflicto delimitativo al que nos referimos se sitúa en varios niveles que conviene poner de relieve:
1. Relación entre el estructuralismo y el postestructuralismo.
2. Relación entre la deconstrucción y el postestructuralismo.
3. Relación entre la teoría literaria y la deconstrucción.
4. Relación entre la crítica literaria deconstructiva y la deconstrucción.
¿Cómo pensar el después del estructuralismo?: ¿es una superación, un ir más allá del estructuralismo, una alternativa; ¿o será, en cambio, una extensión de este último? Estas tres preguntas —y la denominación «post-»— ¿no implican una forma iluminista y progresiva de plantear la cuestión? Más aún: ¿quiénes son los estructuralistas y quiénes los postestructuralistas? Elijamos tre ejemplos entro los muchos disponibles: Josué V. Harari, en su antología de 1979 textual Strategies, Perspectives in Post-structuralist Criticis, incluye en calidad de postestructuralismas a R. Barthes, Louis Marin, Michel Foucault, Paul de Man, Jacques Derrida, Michel Serres, Eugenio Donato, Gérard Genett, Edwuard W. Said, G. Deleuze, etc. La sola mención de los integrantes citados sirve para que el lector se encuentre ante la imposibilidad de decidir quién es más o menos estructuralista o quién es más o menos post-estructuralista.
Dentro del movimiento posterior (o alternativo, por motivos cronológicos) al estructuralismo y junto a la deconstrucción encontramos otras tendencias como la pragmática, la lingüística del texto, la estética de la recepción, el destruccionismo, el paracriticismo, la genealogía, la hermenéutica, etc. Las relaciones entre la deconstrucción (en sentido amplio) y esas otras corrientes (también en sentido amplio) constituyen un objetivo difícil de determinar desde el momento en que convertir en una unidad bien diferenciada cada una de ellas es algo complicado.
¿Existe una teoría literaria “deconstructiva”? ¿Podemos hablar de una corriente de crítica literaria deconstructiva que se alinee junto al formalismo, la estilística, el estructuralismo, la semiótica, la estética de la recepción, etc.? […] La claridad de la vinculación entre la teoría literaria y la deconstrucción es cuestionada en varios sentidos: J. María Pozuelo sugiere que el análisis deconstructivo es difícilmente aplicable a los textos literarios y a la teoría literaria en general; R. Gasché mantiene la tesis de que la crítica literaria deconstructiva es el resultado de una mala interpretación y mala aplicación de conceptos provenientes del debate filosófico; Paul A. Bové sostiene que la crítica deconstructiva es la prolongación ligeramente transformada de (y en ningún caso la ruptura con) las preocupaciones y conceptos del New Criticism; J. Culler afirma que, aunque la deconstrucción puede afectar el proceder de los críticos, ello no implica un cambio sustancial en la crítica literaria; Silvano Petrosino insiste en que la deconstrucción es una reflexión fundamentalmente filosófica y en que se debe rechazar lo que él denomina la “escolástica derridiana”, es decir, las aplicaciones de la deconstrucción fuera del campo filosófico; Maurizio Ferraris defiende que la contaminación entre la deconstrucción y la teoría literaria es un aspecto nuclear de la misma deconstrucción; Antonio García Berrio propone una integración positiva de la deconstrucción en la teoría literaria; el propio Derrida escribe que la deconstrucción no es ni un análisis ni una crítica, puesto que esos conceptos están sometidos ellos mismos a una deconstrucción.



[1] Vincent B. Leich, Deconstructive Criticism,  Columbia University Press, 1983.
[2] Es el caso de Rodolphe Gasché, La deconstrucción como crítica, en este mismo volumen, y The tain of the mirror. Derrida and the philosophy of reflection, Harvard University Press, 1986; o el de J. Curre, Sobre la deconstrucción, Madrid, Cátedra, 1984.

domingo, 17 de agosto de 2014

Sociología del autor, sociología de la obra, sociología de la influencia de la obra en la sociedad

René Wellek y Austin Warren, "Capítulo IX. Literatura y sociedad"


-Literatura como institución social que utiliza el lenguaje como medio:
Convenciones y normas
Literatura y representación
El autor como miembro de la sociedad
Literatura en instituciones sociales
Función social
* * *
-Otros planteamientos:
Relaciones de la literatura con una situación social dada
Influencia de la sociedad sobre la literatura
Fijar y juzgar el puesto de la literatura en la sociedad: críticos marxistas: definición del concepto de cómo deber ser esas relaciones en la sociedad actual y una futura. Crítica valorativa basa en criterios políticos y éticos.
Axioma: “la literatura es una expresión de la sociedad. Implicaciones:
No refleja “rectamente”: el escritor expresa su experiencia y concepto total de la vida, pero no cabal exhaustivamente la totalidad de la vida, o de una época. Hegel y Taine: grandes artística=grandeza histórico-social.
* * *

-Relaciones descriptivas (no normativas):
-Sociología del escritor y de la profesión
-Base económica de la producción literaria
-Procedencia y condición social del autor e ideología social (formas y actividades extraliterarias).
-Fondo social: derivaciones y propósitos sociales de las obras literarias mismas.
-Problema del público
-Influencia social real de la literatura.
-Tres subdivisiones del problema:
-La sociología del escritor
-El contenido social de las obras mismas
-Influencia de la literatura en la sociedad.
-Condiciones:
-Qué se entiende por dependencia o causalidad
-Cómo está integrada nuestra propia cultura.
-El escritor como ente social:
-Fuente principal: su biografía.
-Noticias sobre la procedencia social, el trasfondo familiar, la posición económica (ejemplos).
-Problema de la interpretación: ¿Determina la procedencia social la ideología y filiación sociales?
* * *
-El origen social de un escritor desempeña un papel secundario en las cuestiones planteadas por su condición, filiación e ideología sociales.
* * *
-Estos problemas (una vez sistematizados) conducirán a una sociología del escritor como tipo
-Grado de integración en el proceso social, su grado de dependencia respecto de la clase dominadora, las fuentes económicas exactas de su sostenimiento, el prestigio del escritor en cada sociedad.
* * *

-El estudio de la base económica de la literatura y de la condición social del escritor va indisolublemente unido al estudio del público a que se dirige y del cual depende económicamente.
-Relaciones concretas entre autor y público en época posterior:
-el público lector aumenta rápidamente
-se vuelve disperso y heterogéneo
-tales relaciones se hacen más indirectas y oblicuas.
-El número de intermediarios entre escritores y público aumenta.
-papel desempeñado por instituciones sociales y asociaciones
-el crítico como intermediario, bibliófilos y coleccionistas.
-sociedades y grupos.
* * *
-Fiscalización e intervención del Estado (supresión, quema, censura, silenciamiento, represión, fomento de ciertos géneros).
-Curva del éxito, supervivencia y reafirmación de una obra o del renombre y fama es un fenómeno social
-Concordancia real entre una obra y aquel determinado público que la ha hecho triunfar: se pueden acumular datos sobre ediciones y ejemplares vendidos.

-La estratificación de toda sociedad se refleja en la estratificación de sus gustos.
-No existe un paralelismo forzoso entre el progreso político y social y el estético.
-La moda: en una sociedad que vive en régimen de competencia, las normas de las clases altas, rápidamente imitadas, están necesitadas de sustitución constante.
-“arte por el arte”: resultado de la “oposición irreductible entre sus aspiraciones y las aspiraciones de la sociedad a que pertenecen. Los artistas han de ser muy hostiles a su sociedad y no han de abrigar esperanza alguna de modificarla” (Plejanov)

-El escritor no sólo experimenta la influencia de la sociedad, sino que influye en ella. El arte no sólo reproduce la Vida, sino que también le da forma (personas moldean su vida siguiendo el ejemplo de héroes y heroínas de novela).
* * *
-Hipótesis:
-los jóvenes quedan influidos por sus lecturas de un modo más directo e intenso que los viejos
-lectores inexpertos toman la literatura ingenuamente más como transcripción que como interpretación de la vida
-quienes disponen de pocos libros los toman mucho más en serio que los que leen mucho y por oficio.
-Fuentes: interrogados y testimonios. Orden: subjetivo.
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2. El contenido social de las obras mismas:
-Estudio de obras literarias como documentos sociales, como supuestos retratos de la realidad social:
-una de las primeras utilidades que los estudiosos han tratado de extraes de la literatura. Principio: la literatura registra fielmente las características de los tiempos y conserva la representación más pintoresca y expresiva de las costumbres (Thomas Warton)
-utilizada como documento social, puede hacerse que la literatura dé las líneas generales de la historia social.
* * *
-estos estudios resultarán de escaso valor mientras den por sentado que la literatura es simplemente espejo de la vida, reproducción: documento social.
-Sólo tienen sentido si conocemos el método artístico del novelista estudiado, si podemos decir qué relación guarda el cuadro o retrato con la realidad social:
¿Es realista a propósito?
¿Sátira? ¿Caricatura? ¿Idealización romántica?
-“Sólo quien tenga conocimiento de la estructura de una sociedad a base de fuentes que no sean las puramente literarias será capaz de averiguar si ciertos tipos sociales y su comportamiento se reproducen y hasta qué punto se reproducen en la novela.” (Kohn-Bramstedt)
-Estudio de “fenómenos sociales” (odio de clase, esnobismo) no son tanto hechos objetivos y formas de conducta como actitudes complejas, ilustradas hasta ahora mucho mejor en la novela que en otras fuentes. (Max Weber)
* * *
-Héroes y heroínas de novela, villanos y aventureras brindan interesante indicios de estas actitudes sociales: historia de las ideas éticas y religiosas. Atender el papel de los estereotipos.
* * *
Literatura como parte de una cultura, en un medio ambiente dentro de un contexto social.
Clima cultural general.
-Modos de producción y literatura
-un sistema económico suele implicar algún sistema de autoridad e influye en las formas de vida familiar.
* * *
-La situación social parece determinar la posibilidad de realización de ciertos valores estéticos, pero no los valores mismos.
-Qué formas de arte son posibles en una sociedad dada. Cuáles son imposibles.
3. Influencia de la literatura en la sociedad
Marx: el carácter oblicuo de la relación entre la literatura y la sociedad.
-“ciertos períodos de máximo desarrollo del arte no guardan relación directa con el desenvolvimiento general de la sociedad ni con la base material y la estructura ósea de su organización.”
-factores del proceso social: “fuerzas productivas”, “felaciones sociales” y “conciencia”.
Marxismo “vulgar”:
-tal o cual escritor fue un burgués que pregonó opiniones reaccionarias o progresistas sobre…
-la “conciencia” ha de seguir a la “existencia” (determinismo)
-las derivaciones sociales implícitas o latentes en la obra de un escritor.
Sociología del saber (Scheler, Weber, Mannheim:
-influencia de los factores ideológicos sobre el comportamiento o instituciones económicos, ya que antes sólo se había hecho hincapié en el influjo económico sobre la ideología.

lunes, 7 de julio de 2014

Poscolonialismo y literatura comparada. Gayatri Chakravorty Spivak

La muerte de una disciplina, trad. Irlanda Villegas, Xalapa, Universidad Veracruzana, 2009.


La disciplina a la que la autora se refiere es la literatura comparada. Los propósitos que plantea corresponden al proyecto teórico de los Estudios de Área, mismos que, según se señala en estas conferencias, son resultado de una problemática social. El estudioso de la literatura, en la actualidad, es consciente de esta problemática, como profesor universitario: alumnos de diversas procedencias y niveles culturales y educativos que deben alcanzar previsiones establecidas en su conocimiento de la lengua y la literatura; estadísticas que revelan un alto grado de interculturalidad en las aulas, y el rezago en el manejo del código señalado por las instituciones educativas como "lengua materna".
           En consecuencia, la autora sostiene reiteradamente que las humanidades y las ciencias sociales deben complementarse. Como se puede observar, esta perspectiva de estudios literarios rechaza la especificidad de su objeto, y establece dilemas de categoría casi moral: "¿Cómo puedo yo, en tanto lectora de literatura, complementar las ciencias sociales?" (: 63) y "¿Cómo pueden una activista aficionada y una antigua estudiante de Literatura Comparada como yo complementar no sólo las ciencias sociales sino también la ingeniería social benevolente de mujeres para mujeres? ¿Cómo es posible usar lo que enseño para ganarme la vida, la crítica  literaria, para expandir mi responsabilidad institucional con lo que aprendo en el campo, otras mujeres...?" (: 65)
            El enfoque propuesto, entonces, propone objetivos orientados a hacer de la literatura un instrumento útil a nivel colectivo, por ejemplo: trabajar para la formación de una colectividad no deliberada, aprender a aprender para idear una filosofía práctica a fin de entrenar a los miembros más amplios del futuro electorado y sus docentes en la adquisición del hábito de reflexionar acerca de la democracia (: 61).
            La terminología incluye expresiones que aluden a esta perspectiva. Como "Telepoiesis", que se referiría al proceso de afectar al que está a distancia a través de una "poiesis", objeto imaginativo. Algunas obras son "desplazamientos telepoieticos", por ejemplo, El corazón de las tinieblas, novela que la autora analiza en función del propósito de complementar la literatura comparada con los Estudios de Área (comparados) y el entrenamiento formal de la imaginación en el aula.
            Establece, pues, que el personaje de Marlowe justifica el imperialismo británico sobre el belga, de acuerdo con el postulado del imperialismo capitalista de ganar adeptos en el mundo a favor del cálculo; que la obra subraya la advertencia de no constreñirse, es decir, de no "volverse nativo"; en suma, a reforzar las diferencias entre colonos y colonizadores. En tanto que la crítica sostiene que la literatura puede poner en escena maniobras hacia la colectividad, establece una comparación entre la visión que ofrece la obra de Conrad con otras dos novelas de países descolonizados: Season, de Táyyeb Sáleh, y Pterodactyl, de Mahasweta Devi. La comparación partirá del problema "¿Cómo se figura lo siniestro en estos tres textos?"
             Con este planteamiento, la autora incorpora otro elemento de análisis: el psicoanálisis; la justificación es que mente y obra están conectadas en formas susceptibles de ser descifradas mediante las herramientas freudianas de lo familiar y lo siniestro ("No puedo psicoanalizar ni a Conrad ni a su texto. Estoy tomando la noción cultural freudiana familiar masculina y europea, del tipo de lo no familiar o siniestro como una alegoría de la lectura").
           En conclusión, la Literatura Comparada sería sustituida por una Literatura Comparada Planetaria cuyos objetivos incluirían: 1) estudio a profundidad de la lengua en que fueron escritos los textos a comparar; 2) disolución de los puntos de vista monolíticos de las áreas; 3) colocación de la historia de las fuerzas de la naturaleza lejos de la especificidad de cada nación (el "Planeta", la "planetariedad", es una catacresis para inscribir la responsabilidad colectiva en tanto derecho, las colectividades que se abren a través de la pregunta "¿cuántos somos nosotros?").

domingo, 6 de julio de 2014

Erich Auerbach: Estilo y espíritu

Erich Auerbach, Dante, poeta del mundo terrenal, trad. Jorge Seca, Barcelona, Acantilado, 2008.


Auerbach considera a Dante el iniciador de toda la poesía moderna y, más aún, "quizá no sólo de la poesía. Dante encontró la figura del ser humano que la conciencia europea posee y que se manifiesta también en las artes plásticas y en la historiografía" (280). Esta figura del ser humano es el asunto determinante que estructura la argumentación del libro Dante, poeta del mundo terrenal (2008). Este proceso de análisis estilístico (el establecimiento de un principio creativo cuya demostración guíe las pautas de los elementos de la obra del poeta italiano) contribuye a la preocupación determinante del crítico: la mímesis.
       La interpretación de Auerbach a propósito de la mímesis en Dante parte de que la evidencia de lo representado (por ejemplo, la presencia de individuos reconocibles en los tres sitios destinados a las almas de los hombres) no depende de si se ha visto antes algo similar ni de si es o no verosímil, sino de la convicción de que a cada personaje sólo le sucede lo que le corresponde. Esta noción se habría formado a lo largo de la tradición literaria desde la tragedia griega, la fuerza de los personajes en los diálogos de Platón, en Virgilio (autor de la única pieza de poesía sentimental que conocería la Edad Media), en la vida de Jesús (cuyos personajes representan una liberación de los límites sociales y estéticos) y la poesía provenzal, entre otras manifestaciones culturales.
      El crítico retoma la poesía juvenil de Dante, el stil nuovo, para establecer el modo en que se formó y consolidó la voz del poeta. Por ejemplo, establece que el motivo de sus poemas juveniles no es un tema o un pensamiento, sino un suceso casi cotidiano que expresa un sentimiento profundo y al mismo tiempo es claro como un pensamiento. Así que su poesía se construye de un pensamiento a la realidad.
        Es así que el ensayo, ocupado en el  principio de creación, lo humano, halla explicaciones más certeras en la tradición literaria y en los mecanismos de construcción del poema. En tanto que la biografía del poeta, su origen social, el encuentro con Beatriz, el contexto geográfico e histórico que lo rodeó, sus conflictos políticos, son asuntos que para Auerbach son importantes sobre todo por enriquecer la tierra que aún daría sus mejores frutos: la Comedia.
       Al analizar la estructura de esta obra fundamental, encuentra "tres sistemas interrelacionados y fusionados, que se corresponden con el orden divino: uno físico, uno moral y uno histórico-político" (167) que atraviesa cada espacio de la escatología divina medieval. Al referirse a la representación del mundo terrenal en imágenes y expresiones, como los encuentros, la expresión de las almas de los personajes, la reflexión sobre el destino humano con  sus peculiaridades individuales (recuerdos propios y memoria legada a los vivos). Los personajes elegidos por Dante, tanto de su historia contemporánea como del universo mítico, se configuran como personajes unitarios, complejos, en su ser espiritual y corporal. Destaca  la capacidad de observación de Auerbach, respaldada por su erudición, poco visible en las notas bibliográficas pero palpable en el diálogo con la obra:

A partir de estos elementos de realidad y de voluntad sobrehumanas, de orden y de constricción mágica, se formó el estilo de la Comedia, que es tan característico que quien conoce bien la obra cree escuchar la voz de Dante en cada palabra y en cada sonido: una voz potente, invocadora y al mismo tiempo dulce y penetrante, que puede ser severa y dura pero que en  todo momento es una voz humana. Dice lo justo y lo verdadero como un maestro, lo sucedido en realidad como un cronista, pero doctrina y crónica son transportadas en la obra por la corriente de la emoción poética  de modo que son elevadas a muy gran altura y aparecen en toda su claridad como algo inaccesible, misteriosamente perfecto. La Comedia, como ya hemos resaltado con frecuencia en el curso de este trabajo de investigación, trata de la realidad terrenal en su forma definitiva y verdadera; pero la transposición que esta realidad terrenal ha sufrido en el más allá hace que, pese a toda su autenticidad y originalidad manifiestas, contenga algo de paisaje onírico, una atmósfera peculiar. A la tradición de la comunidad esotérica selecta que cultivaron los provenzales tardíos y aún más los poetas del Stil Nuovo -el joven Dante el que más- de separar el resto de los seres humanos a las nobles almas de la liga de Amor y de considerarlas únicamente a ellas como dignas de su poesía, a esa tradición, la Comedia le dio una forma nueva, no la rompió. No sólo se dirige valiéndose del apóstrofe a una minoría selecta; esto no es aquí lo decisivo porque, indiscutiblemente, la Comedia en su conjunto se dirige a todos los seres humanos o por lo menos a todos los cristianos. Pero conduce a todos los seres humanos a un territorio extraño, especial, en el que sopla un aire distinto de nuestra familiar Tierra. Lo real de la vida no desaparece sino que es doblemente diáfano y tangible, pero la luz del ambiente es distinta y los ojos tienen primero que acostumbrarse para poder ver: y entonces aprenden una nueva manera de ver, una nitidez intensa de la mirada que no permite estimar cualquier cosa como insignificante, cotidiana, fragmentaria, porque todo lo que aparece es figura definitiva e inmutable que exige la máxima atención y la concentración más rigurosa... (276-277)

     La estilística, como se sabe, pretende establecer las motivaciones que pudieron estar presentes en el alma del artista, y demostrarlas mediante el análisis de la obra. Erich Auerbach, en este texto, plantea que Dante es creador, ni más ni menos, del ser humano, ser de su tiempo pero también heredero de su historia y mitología, representación creada a partir de recursos verbales pero pleno de vitalidad y actualidad, producto del orden de la doctrina y la poesía.

     
     
     

jueves, 22 de mayo de 2014

UN TEXTO DE TEORÍA LITERARIA BIEN EVALUADO POR CUMPLIR CON LOS CRITERIOS DE EXTENSIÓN, APLICACIÓN DE LA TEORÍA, ORGANIZACIÓN ARGUMENTATIVA Y REGISTRO BIBLIOGRÁFICO. II

La importancia de los grados de indeterminación en la novela de Clemencia


…el lector se encuentra ante la situación
de tener que conseguir un sentido y una verdad,
 sirviéndose para ello del único medio que
 le une con el texto y que es la indeterminación.
(Luis A. Acosta Gómez)


Ignacio Manuel Altamirano fue un escritor mexicano y uno de los más grandes defensores del liberalismo en México del siglo XIX, el cual combatió contra la invasión francesa y escribió en pro de la memoria nacional. En esencia, Altamirano permea en Clemencia los temas del amor, la rebelión liberal y las opiniones de una sociedad en desarrollo en busca de su propia identidad.
A lo largo del texto se pueden observar las estrategias que nuestro autor utiliza para guiar al lector, la táctica de usar al narrador como personaje de la historia le permite dar las pautas necesarias para poder ir entendiendo el texto, es por eso que utilizaré el principio de La estructura apelativa de los textos de Wolfgang Iser para ubicar los momentos de vacíos, cortes, contrastes y comentarios en la obra y esclarecer a través de éstos los puntos de vista del autor para que un lector pueda entender mejor su obra.
Opino que Clemencia es una excelente novela que desarrolla muy bien los grados de indeterminación, la indeterminación nos permite crear nuevas ideas y formular las preguntas necesarias  para que, a través de las acciones de los personajes que suceden a lo largo de toda la obra, logremos crear una conexión entre autor-lector y así no hacer interpretaciones incorrectas durante nuestro proceso de lectura.
Por otro lado, Iser propone que todo texto debe ser estimulante y renacer cada vez que es leído, pero ¿por qué ha de renacer? Se debe gracias al contenido y a la elaboración del texto que no sólo permite el resurgir de los acontecimientos en la historia sino también la actualización de todos ellos. Las interpretaciones que el lector le quiera dar al texto siempre están motivadas hacia la búsqueda de un significado en particular que le sirve como guía para un mayor entendimiento.
Con el texto de Altamirano busco demostrar la importancia de los grados de indeterminación mencionados por Wolfgang Iser que forman parte esencial de cualquier obra para esclarecer en el lector tanto las reacciones del autor como las que produce el texto mismo al momento de ser leído; de causar diferentes reacciones ante las distintas representaciones que le puede dar la sociedad lectora.
Para poder crear un vínculo entre el escritor y el lector es necesario esbozar primeramente la particularidad y esencia del texto para poder causar un efecto en este mismo y posteriormente lograr el crecimiento del texto con la aclaración del contenido. En Clemencia la relación de todos estos elementos logran, en el lector, buenas y variadas interpretaciones que Altamirano nos facilita para crear tensión y la posibilidad de imaginarnos finales distintos.
¿Pero cómo ha de lograr, Altamirano, dichas reacciones que al mismo tiempo esclarecen y confunden al lector? Es claro que su intención –conforme va avanzando la novela– es la de mantener la tensión con ciertos vacíos de información que el mismo autor va a ir desenlazando, pero nunca antes de que su lector lo haya hecho primero. Por lo tanto, el propósito será el de conocer cómo se va transformando un texto dependiendo de las representaciones y reacciones que se producen a partir de los objetos del mundo real.
Como menciona Iser, el texto literario, en este caso Clemencia, no puede poseer nada totalmente idéntico a nuestra experiencia, pues aunque nosotros nos sintamos identificados con alguno de los personajes de esta obra sería imposible saber lo que se vivía en ese momento histórico (el de las rebeliones liberales) y por ende no sería coherente el sentirnos parte de elementos que sólo fueron producto de algo meramente creado por el autor; hay cierta realidad, pero en las historias no hay un porcentaje total de ésta.
Es de suma importancia mencionar el origen del pensamiento de Iser, pues éste deriva de lo que significa la teoría de la recepción, en donde ésta da el conocimiento, la incorporación y apropiación del texto literario para una asimilación más profunda, le interesa el efecto que pueda producir un texto en su lector en donde existirá un horizonte de perspectiva que serán aquellas visiones previas que condicionarán un conocimiento hacia el texto, por lo tanto no puede abarcarlo todo.
Así, un texto literario debe garantizar la atención de su receptor y provocar reacciones dentro del mismo. Es por eso que una estructura apelativa en los textos provocará dos tipos de preguntas, en donde se realizarán la preguntas hechas por el texto, para ir resolviendo la trama, y las que a uno, como lector, le irán surgiendo sus propias a partir de un horizonte de perspectiva necesario para desarrollar los conocimientos inconclusos, ya sea del texto o de uno mismo.
La obra literaria no es como tal la liberación del autor pues en el momento en el que existe alguien que pueda leer la obra se podrá modificar invariablemente  la intención del texto, ya que al ser leído en diferentes épocas los comportamientos de recepción serán igualmente distintos sin perder su significación principal

La teoría de la recepción… tiene la cualidad de poner en contacto a dos elementos no relacionados previamente entre sí; por un lado, el factor emisor de quien parten los signos dotados de contenido significativo y, de otro, el factor receptor que los recibe, comprende y, dado el caso, interpreta[1].

Hablando ya más plenamente de los grados de indeterminación que son todas aquellas preguntas que surgen durante y al finalizar el texto; exigiendo la actividad del lector de completar la información y con esto diferenciar los objetos literarios de los objetos reales para no caer en interpretaciones abigarradas son esenciales para crear una conexión entre el autor y el escritor, situación que Altamirano refleja perfectamente en la novela de Clemencia.
Daré inicio con los vacíos que son aquellos que tienen que ser llenados por el lector con el fin de producir una experiencia armónica visual. Es importante que a todo vacío le demos un sentido constitutivo con el fin de recrear la obra en donde “…la determinación de las perspectivas chocan una con otra”[2], por ejemplo:

Una noche de diciembre, mientras que el viento penetrante del invierno, acompañado de una lluvia menuda y glacial, ahuyentaba de las calles a los paseantes, varios amigos del doctor L… tomábamos el té cómodamente abrigados en una pieza confortable de su linda aunque modesta mesa.[3]

     Desde el principio de la novela Altamirano nos deja un vacío, el nombre del doctor nos es desconocido lo que nos obliga a crearnos uno, así empieza un proceso de lectura en donde el lector activo hace su parte para interpretar y completar, como si se apropiara del texto, lo que el autor muestra. Esto quiere decir que en la obra literaria se producirán dichos vacíos para obligarnos como lectores a poner atención a los datos faltantes.
     Toda representación que creamos a partir del texto deja de ser ficticia en el momento en el que la leemos y la volvemos una realidad, sólo así es capaz de construirse –dentro  de la novela– un mundo vital, por ejemplo, en las acciones de los personajes podemos llegar a sentirnos identificados por el hecho de seleccionar acontecimientos, a partir de nuestra experiencia, que nos hacen imaginarnos si haríamos o no lo que los protagonistas deciden con respecto a la representación de un contexto social que crea Altamirano.
     En el siguiente caso el narrador nos da la pauta de lo que vive Clemencia, por ser él quien se dirija a nosotros, pero dentro de su pauta plantea a la vez una duda; elemento esencial en los grados de indeterminación que ofrecen como tal preguntas y orientaciones al lector, y dice:

El baile se concluyó pronto, Clemencia no estaba contenta ya. ¿Temía por Enrique? ¿Temía por Fernando? ¡Quién sabe! Lo probable es que temía por cualquiera de los dos, pues bien sabía que ella era la causa de lo que iba a suceder.[4]

     El narrador hace preguntas sobre lo que pensaba Clemencia acerca de los hombres con los que se había relacionado, pero a la vez nos hace la pregunta a nosotros con ese efecto de vacío y con el propósito de que como lectores completemos la acción que tal vez  tenga o no desenlace posteriormente. El autor ya tomó en cuenta todas las perspectivas posibles que el lector también se va a crear al leer el texto, que debe comprometerse con el hilar de ideas imaginarias.
     Dicha situación nos obliga a escoger entre lo que nos ofrece nuestra experiencia o lo que nos ofrece el texto para resolver el vacío. Un vacío no significa como tal un acontecimiento nulo o negativo, al contrario, funciona como un motor para la contribución del lector, pero a la vez no se debe ni se trata de llenar un vacío con  lo que sea sino que se le debe asignar un significado determinado y complementario.
     Otro grado de indeterminación son los cortes que son conocidos como las interrupciones que pueden manteneros atentos y en tensión dentro de cada una de las líneas de acción. Puede suceder que un corte nos deje de proporcionar una información posterior, por su forma tan tajante, para pasar a otra línea de acción sin concluir el primer acontecimiento, pero dicha información inicial  puede aparecer más adelante con un desenlace o con otra interrogativa para seguir manteniendo la tensión.
      Un corte muy importante para la construcción de la trama de la novela es cuando unos oficiales advierten, en la una actitud de Fernando Valle, un semblante extraño:

–Evidentemente, este muchacho escondía un proyecto siniestro, estaba inspirado por una ambición colosal, andaba su camino, y quién sabe… él quería subir y aparentaba servir a la República como un medio de llegar a su objeto. No era, pues, un patriota, sino un ambicioso, un malvado encubierto[5]

     Es esencial para la trama dicho corte, pues el escritor quiere que atendamos las líneas de acción que, conforme vamos leyendo, vamos descubriendo la realidad de una actitud que no poseía Fernando Valle sino Enrique Flores. Aquí es cuando nos colocamos en el mismo lugar de los oficiales y caemos en el error, pero es gracias al desenlace de la trama que los personajes de la obra y nosotros mismos nos damos cuenta de la verdad; sí había un traidor y desde el principio de la novela Altamirano nos lo plantea.
     Aunque aquí se pudo resolver el corte no en todos los casos sucede lo mismo ni se consigue completar la significación porque a veces la novela posee, como dice Iser, un final forzado por el simple hecho de que deben tener un final y así

No se resuelve una de las cuestiones más complicadas de un acto de concretización; a saber, en primer lugar, si la forma como el lector realiza los actos de determinación es la pertinente y, en segundo lugar, si los resultados conseguidos son los adecuados… el lector se encuentra ante la situación de tener que conseguir un sentido y una verdad, sirviéndose para ello del único medio que le une con el texto y que es la indeterminación[6].
     
     Esto no quiere decir que un corte sea un elemento negativo sino que gracias a este se pueden crear varios sentidos en la obra gracias a los elementos de indeterminación. Tanto las reflexiones como las preguntas nos aportan peculiaridades del texto que no son notadas a simple vista, pero es importante recalcar que el texto literario no crea realidades o algún sentido en específico sino que el lector asigna las verdades y los sentidos pertinentes.
     Posteriormente el siguiente corte permitirá que más adelante se resuelva la mala reputación que tenía Fernando Valle y que también salga a la luz la más grande desgracia amorosa en el clímax de esta novela y que lleva a Clemencia al arrepentimiento, pues cuando están hablando Clemencia e Isabel esta última le dice:

–De suerte que mi pobre primo tendría que hacerse coger primero por los franceses y conducir a Guadalajara y fusilar en la plaza para que tú le amases después.
–Puede ser que no lo lograra simplemente con eso, Isabel. Yo te digo que no sé lo que quiero precisamente; pero quiero la desgracia, y la desgracia emana de un grande rasgo del corazón[7].

     Si nos damos cuenta al terminar la novela se sabe que Fernando Valle sí es fusilado como lo mencionó Isabel de broma, ¿pero en realidad Altamirano quiso causar este efecto de broma o es que nos da las pautas del final desde antes sin que nos demos cuenta? Efectivamente, Altamirano, nos repleta de pausas durante toda la novela, pausas que se van desenlazando casi hasta el final para que provoque en nuestra lectura reacciones extraordinarias.
     Y sí, cuando Clemencia tiene que sufrir la pérdida de Fernando Valle y la realidad de Enrique Flores ya está implícito, gracias a los grados de indeterminación, que Clemencia se arrepiente profundamente y hasta podemos sentir su agonía ante dicha situación, cuando se esclarece este momento es como si descansáramos ante la idea de que los personajes descubre la verdad que el narrador le hace saber a los lectores previamente, porque ya casi al final de la novela los personajes conocen la verdad y Clemencia dice:

¡De modo que ese infeliz Fernando no era un calumniador, de modo que le hemos ultrajado injustamente, de modo que habrá tenido un infierno en el corazón, y que va a morir asesinado por nuestra crueldad…![8]

     Aquí el corte se ve concluido pues el comentario que hace antes Isabel –acerca del fusilamiento y que parecía no tener sentido– interrumpe la línea de acción que había antes, pero después cobra sentido y en realidad ese comentario es el principio del desenlace de este último corte que nos esclarece todo pues el autor ya sabía lo que sucedería, sin embargo el corte sigue vigente pues hay información que nos sigue sin ser proporcionada y es el destino de Enrique al huir de Guadalajara.
     Después, con la ayuda de los comentarios que son juicos emitidos dentro de la novela para guiarnos a lo largo de ésta; nos permiten indicarnos una perspectiva y así unificar el texto donde el mismo autor nos dice cómo entender el relato. Los comentarios permiten reconocer puntos de vista diferentes a los del autor, gracias a éstos nosotros no sólo leemos una historia sino que logramos un contacto con el autor y nos provoca reacciones que aturdan o inciten a la contradicción.
     El autor se expresa de la siguiente forma con el fin de dejar explicitas las situaciones que está narrando y menciona que

Me he detenido en la descripción del carácter del primero de mis personajes, porque tengo en ello mi idea: deseo que ustedes le conozcan perfectamente y comprendan de antemano la razón de varios sucesos que tengo que narrar[9].


     En este caso el comentario fue hacia la concretización de las características de los personajes para que nosotros nos podamos formar una idea estética de lo descrito, pero también existen comentarios que aluden a la realidad que está viviendo el autor dentro de su entorno en donde puede conseguir una crítica de este mismo para que el lector la evalúe con sus propias experiencias y/o conocimientos intelectuales, por ejemplo, cuando Altamirano dice:

Y a pesar de la bravura de las tropas republicanas, el enemigo triunfó y rechazó a los asaltantes. La estrella de la patria se eclipsaba por entonces, y había llegado los tiempos de la adversidad  . Este ataque a Morelia ocurrió a fines de noviembre de 1863[10].

     El autor expresa con esto su opinión acerca de lo que está viviendo como parte de un escritor de su época, al igual que muestra sus inconformidades ante una patria que se eclipsa en la esclavitud, también, como buen escritor, nos proporciona el lugar y la fecha de los ataques a los que se está refiriendo, es conocedor y quiere a la vez que su lector se informe y que se construya un criterio propio, Altamirano sí nos ofrece una historia de amor, pero también nos introduce a los acontecimientos de su época de manera muy puntual.
     Por último, se sitúan los contrastes, que en esta novela aparecen mucho pues los personajes sufren muchos cambios de fortuna a consecuencia del amor y desamor. Un contraste es aquel que se da en el personaje, como los cambios de fortuna, o en el contexto de una acción, cambiando así los puntos de vista del lector para conducir sus reacciones hacia el fin que busca el autor y éste como tal

…ve al héroe constantemente ante el fondo de una realidad infame, pero así es el mundo también desde la perspectiva del héroe. Tales contraposiciones producen operaciones de nivelación y ya que éstas no están expresadas en el texto mismo, la constitución del sentido se convierte en un acto de lectura[11].

     Los grados de indeterminación permiten la creatividad y la imaginación de los cuadros de acción de los personajes, y en este caso de su comportamiento y de lo que les sucede –bueno o malo– a lo largo de todo el proceso creativo de la lectura. Los contrastes logran crear reacciones en el lector sobre lo que le rodea en el texto, ya que las ideas surgen de repente

…en el acto de lectura reaccionamos sobre algo que hemos producido nosotros mismos; y es precisamente el modo de reaccionar lo que hace patente por qué tenemos la posibilidad de tener la experiencia del texto igual que si se tratase de un acontecimiento real[12].

     Altamirano, a lo largo de Clemencia, construye muchos cambios de fortuna en los personajes, a Enrique lo presenta como un hombre varonil, elegante, respetuoso y con un gran porvenir y resulta que es un cobarde y  traidor de su patria, en el caso de Isabel la muestra como una mujer hermosa, rubia, inteligente, capaz que sólo termina cayendo ante el hechizo de un hombre como Enrique que no vale la pena, es sumisa y al final muy débil.
     Mientras que Clemencia la observamos al inicio como una mujer calculadora, elegante, ambiciosa y firme, pero al final cae ante el deseo y prefiere amar a alguien que no la valorará nunca, es así como ella cae por la misma causa que aborrecía, la de amar a un hombre pretencioso y sin corazón, pero en Fernando ocurre algo peculiar pues él se mantiene en la misma línea de desgracia y desdicha durante toda la novela y lo que quedó fue que

Fernando respiró como si algún enorme peso acabase de quitársele del corazón, después de lo cual apoyó los codos en la mesa y la frente en las manos, dos gruesas lágrimas rodearon por sus mejillas, y murmuró con voz ronca.
– ¡No creía yo que había de morir así![13]

     Aunque al personaje de Fernando Valle le sigue la sombra de la desgracia, él nunca pensó terminar de esa forma, la fortuna lo lleva por caminos inciertos, sufre altibajos y esperanzas, pero al final muerte por el sentimiento del amor, le es fiel a este sentimiento y es presa de una injusticia y aún así el muere con la frente en alto.
     Iser menciona que lo ideal de un texto es que no cumpla con las expectativas pues así mantiene activa la trama y el final resulta ser contundente, lo que sucede con Altamirano y su novela más conocida. Me parece que el proceso de lectura que cada una realiza es elemental para descubrir la formación de nuestro conocimiento dentro de un texto, las consecuencias que surgen de este proceso logran manifestar concretamente nuestro punto crítico de lectores y con eso logramos enriquecer aún más el texto.
     Gracias a los grados de indeterminación uno, como lector, puede esclarecer sus ideas sobre un texto, ya que le permite hacerse preguntas que la obra puede resolverte gracias a los comentarios del autor, gracias a esta estructura en los textos los autores pueden mantenernos en tensión y permitirnos contribuir y ser coparticipes de las tramas con nuestras propias orientaciones de la realidad.
     Sin embargo, es importante tomar en cuenta que las configuraciones que están compuestas dentro de la trama son relaciones que el autor establece con su lector a través de la actualización en la lectura y que dichas indeterminaciones no sería posibles sin la motivación de una opinión exterior y ajena a la significación literaria del texto. La lectura debe permitir la construcción de nuevas asociaciones posibles para mantener viva la intención del autor.
     Opino firmemente que los grados de indeterminación dan como resultado un nuevo estímulo en el lector que lo incitan a mostrarse como un sujeto activo dentro de cada trama que se le va presentando, por consiguiente crean la unificación latente necesaria para expresar la visión de una época en donde el momento histórico influye bastante para que se produzcan reacciones similares, pero no iguales ante la interpretación de un texto.

  


Bibliografía:
ACOSTA GÓMEZ, Luis A., El lector y la obra, Madrid, Editorial Gredos, 1989.
ALTAMIRANO, Ignacio Manuel, Clemencia, México, Editorial Porrúa, 2007
ISER, Wolfgang, “La estructura apelativa de los textos” en Dietrich Rall (comp.), En busca del texto: teoría de la recepción literaria, México, UNAM, 2011, pp. 99-119.




[1] Luis A. Acosta Gómez, El lector y la obra, p.18.
[2] Wolfgang Iser, “La estructura apelativa de los textos”,p.105.
[3] Ignacio Manuel Altamirano, Clemencia, p. 3.
[4] Ibid., p. 80.
[5] Ibid., p. 10.
[6] Acosta Gómez, op.cit., p. 167.
[7] Altamirano, op.cit., p.69.
[8] Ibid., p. 116.
[9] Ibid., pp. 8-9.
[10] Ibid.,pp. 73-74.
[11] Iser, op.cit., p.113.
[12] Wolfgang Iser en Luis A. Acosta Gómez, El lector y la obra, p. 177.
[13] Altamirano, op. cit., p. 114.