jueves, 22 de mayo de 2014

UN TEXTO DE TEORÍA LITERARIA BIEN EVALUADO POR CUMPLIR CON LOS CRITERIOS DE EXTENSIÓN, APLICACIÓN DE LA TEORÍA, ORGANIZACIÓN ARGUMENTATIVA Y REGISTRO BIBLIOGRÁFICO. II

La importancia de los grados de indeterminación en la novela de Clemencia


…el lector se encuentra ante la situación
de tener que conseguir un sentido y una verdad,
 sirviéndose para ello del único medio que
 le une con el texto y que es la indeterminación.
(Luis A. Acosta Gómez)


Ignacio Manuel Altamirano fue un escritor mexicano y uno de los más grandes defensores del liberalismo en México del siglo XIX, el cual combatió contra la invasión francesa y escribió en pro de la memoria nacional. En esencia, Altamirano permea en Clemencia los temas del amor, la rebelión liberal y las opiniones de una sociedad en desarrollo en busca de su propia identidad.
A lo largo del texto se pueden observar las estrategias que nuestro autor utiliza para guiar al lector, la táctica de usar al narrador como personaje de la historia le permite dar las pautas necesarias para poder ir entendiendo el texto, es por eso que utilizaré el principio de La estructura apelativa de los textos de Wolfgang Iser para ubicar los momentos de vacíos, cortes, contrastes y comentarios en la obra y esclarecer a través de éstos los puntos de vista del autor para que un lector pueda entender mejor su obra.
Opino que Clemencia es una excelente novela que desarrolla muy bien los grados de indeterminación, la indeterminación nos permite crear nuevas ideas y formular las preguntas necesarias  para que, a través de las acciones de los personajes que suceden a lo largo de toda la obra, logremos crear una conexión entre autor-lector y así no hacer interpretaciones incorrectas durante nuestro proceso de lectura.
Por otro lado, Iser propone que todo texto debe ser estimulante y renacer cada vez que es leído, pero ¿por qué ha de renacer? Se debe gracias al contenido y a la elaboración del texto que no sólo permite el resurgir de los acontecimientos en la historia sino también la actualización de todos ellos. Las interpretaciones que el lector le quiera dar al texto siempre están motivadas hacia la búsqueda de un significado en particular que le sirve como guía para un mayor entendimiento.
Con el texto de Altamirano busco demostrar la importancia de los grados de indeterminación mencionados por Wolfgang Iser que forman parte esencial de cualquier obra para esclarecer en el lector tanto las reacciones del autor como las que produce el texto mismo al momento de ser leído; de causar diferentes reacciones ante las distintas representaciones que le puede dar la sociedad lectora.
Para poder crear un vínculo entre el escritor y el lector es necesario esbozar primeramente la particularidad y esencia del texto para poder causar un efecto en este mismo y posteriormente lograr el crecimiento del texto con la aclaración del contenido. En Clemencia la relación de todos estos elementos logran, en el lector, buenas y variadas interpretaciones que Altamirano nos facilita para crear tensión y la posibilidad de imaginarnos finales distintos.
¿Pero cómo ha de lograr, Altamirano, dichas reacciones que al mismo tiempo esclarecen y confunden al lector? Es claro que su intención –conforme va avanzando la novela– es la de mantener la tensión con ciertos vacíos de información que el mismo autor va a ir desenlazando, pero nunca antes de que su lector lo haya hecho primero. Por lo tanto, el propósito será el de conocer cómo se va transformando un texto dependiendo de las representaciones y reacciones que se producen a partir de los objetos del mundo real.
Como menciona Iser, el texto literario, en este caso Clemencia, no puede poseer nada totalmente idéntico a nuestra experiencia, pues aunque nosotros nos sintamos identificados con alguno de los personajes de esta obra sería imposible saber lo que se vivía en ese momento histórico (el de las rebeliones liberales) y por ende no sería coherente el sentirnos parte de elementos que sólo fueron producto de algo meramente creado por el autor; hay cierta realidad, pero en las historias no hay un porcentaje total de ésta.
Es de suma importancia mencionar el origen del pensamiento de Iser, pues éste deriva de lo que significa la teoría de la recepción, en donde ésta da el conocimiento, la incorporación y apropiación del texto literario para una asimilación más profunda, le interesa el efecto que pueda producir un texto en su lector en donde existirá un horizonte de perspectiva que serán aquellas visiones previas que condicionarán un conocimiento hacia el texto, por lo tanto no puede abarcarlo todo.
Así, un texto literario debe garantizar la atención de su receptor y provocar reacciones dentro del mismo. Es por eso que una estructura apelativa en los textos provocará dos tipos de preguntas, en donde se realizarán la preguntas hechas por el texto, para ir resolviendo la trama, y las que a uno, como lector, le irán surgiendo sus propias a partir de un horizonte de perspectiva necesario para desarrollar los conocimientos inconclusos, ya sea del texto o de uno mismo.
La obra literaria no es como tal la liberación del autor pues en el momento en el que existe alguien que pueda leer la obra se podrá modificar invariablemente  la intención del texto, ya que al ser leído en diferentes épocas los comportamientos de recepción serán igualmente distintos sin perder su significación principal

La teoría de la recepción… tiene la cualidad de poner en contacto a dos elementos no relacionados previamente entre sí; por un lado, el factor emisor de quien parten los signos dotados de contenido significativo y, de otro, el factor receptor que los recibe, comprende y, dado el caso, interpreta[1].

Hablando ya más plenamente de los grados de indeterminación que son todas aquellas preguntas que surgen durante y al finalizar el texto; exigiendo la actividad del lector de completar la información y con esto diferenciar los objetos literarios de los objetos reales para no caer en interpretaciones abigarradas son esenciales para crear una conexión entre el autor y el escritor, situación que Altamirano refleja perfectamente en la novela de Clemencia.
Daré inicio con los vacíos que son aquellos que tienen que ser llenados por el lector con el fin de producir una experiencia armónica visual. Es importante que a todo vacío le demos un sentido constitutivo con el fin de recrear la obra en donde “…la determinación de las perspectivas chocan una con otra”[2], por ejemplo:

Una noche de diciembre, mientras que el viento penetrante del invierno, acompañado de una lluvia menuda y glacial, ahuyentaba de las calles a los paseantes, varios amigos del doctor L… tomábamos el té cómodamente abrigados en una pieza confortable de su linda aunque modesta mesa.[3]

     Desde el principio de la novela Altamirano nos deja un vacío, el nombre del doctor nos es desconocido lo que nos obliga a crearnos uno, así empieza un proceso de lectura en donde el lector activo hace su parte para interpretar y completar, como si se apropiara del texto, lo que el autor muestra. Esto quiere decir que en la obra literaria se producirán dichos vacíos para obligarnos como lectores a poner atención a los datos faltantes.
     Toda representación que creamos a partir del texto deja de ser ficticia en el momento en el que la leemos y la volvemos una realidad, sólo así es capaz de construirse –dentro  de la novela– un mundo vital, por ejemplo, en las acciones de los personajes podemos llegar a sentirnos identificados por el hecho de seleccionar acontecimientos, a partir de nuestra experiencia, que nos hacen imaginarnos si haríamos o no lo que los protagonistas deciden con respecto a la representación de un contexto social que crea Altamirano.
     En el siguiente caso el narrador nos da la pauta de lo que vive Clemencia, por ser él quien se dirija a nosotros, pero dentro de su pauta plantea a la vez una duda; elemento esencial en los grados de indeterminación que ofrecen como tal preguntas y orientaciones al lector, y dice:

El baile se concluyó pronto, Clemencia no estaba contenta ya. ¿Temía por Enrique? ¿Temía por Fernando? ¡Quién sabe! Lo probable es que temía por cualquiera de los dos, pues bien sabía que ella era la causa de lo que iba a suceder.[4]

     El narrador hace preguntas sobre lo que pensaba Clemencia acerca de los hombres con los que se había relacionado, pero a la vez nos hace la pregunta a nosotros con ese efecto de vacío y con el propósito de que como lectores completemos la acción que tal vez  tenga o no desenlace posteriormente. El autor ya tomó en cuenta todas las perspectivas posibles que el lector también se va a crear al leer el texto, que debe comprometerse con el hilar de ideas imaginarias.
     Dicha situación nos obliga a escoger entre lo que nos ofrece nuestra experiencia o lo que nos ofrece el texto para resolver el vacío. Un vacío no significa como tal un acontecimiento nulo o negativo, al contrario, funciona como un motor para la contribución del lector, pero a la vez no se debe ni se trata de llenar un vacío con  lo que sea sino que se le debe asignar un significado determinado y complementario.
     Otro grado de indeterminación son los cortes que son conocidos como las interrupciones que pueden manteneros atentos y en tensión dentro de cada una de las líneas de acción. Puede suceder que un corte nos deje de proporcionar una información posterior, por su forma tan tajante, para pasar a otra línea de acción sin concluir el primer acontecimiento, pero dicha información inicial  puede aparecer más adelante con un desenlace o con otra interrogativa para seguir manteniendo la tensión.
      Un corte muy importante para la construcción de la trama de la novela es cuando unos oficiales advierten, en la una actitud de Fernando Valle, un semblante extraño:

–Evidentemente, este muchacho escondía un proyecto siniestro, estaba inspirado por una ambición colosal, andaba su camino, y quién sabe… él quería subir y aparentaba servir a la República como un medio de llegar a su objeto. No era, pues, un patriota, sino un ambicioso, un malvado encubierto[5]

     Es esencial para la trama dicho corte, pues el escritor quiere que atendamos las líneas de acción que, conforme vamos leyendo, vamos descubriendo la realidad de una actitud que no poseía Fernando Valle sino Enrique Flores. Aquí es cuando nos colocamos en el mismo lugar de los oficiales y caemos en el error, pero es gracias al desenlace de la trama que los personajes de la obra y nosotros mismos nos damos cuenta de la verdad; sí había un traidor y desde el principio de la novela Altamirano nos lo plantea.
     Aunque aquí se pudo resolver el corte no en todos los casos sucede lo mismo ni se consigue completar la significación porque a veces la novela posee, como dice Iser, un final forzado por el simple hecho de que deben tener un final y así

No se resuelve una de las cuestiones más complicadas de un acto de concretización; a saber, en primer lugar, si la forma como el lector realiza los actos de determinación es la pertinente y, en segundo lugar, si los resultados conseguidos son los adecuados… el lector se encuentra ante la situación de tener que conseguir un sentido y una verdad, sirviéndose para ello del único medio que le une con el texto y que es la indeterminación[6].
     
     Esto no quiere decir que un corte sea un elemento negativo sino que gracias a este se pueden crear varios sentidos en la obra gracias a los elementos de indeterminación. Tanto las reflexiones como las preguntas nos aportan peculiaridades del texto que no son notadas a simple vista, pero es importante recalcar que el texto literario no crea realidades o algún sentido en específico sino que el lector asigna las verdades y los sentidos pertinentes.
     Posteriormente el siguiente corte permitirá que más adelante se resuelva la mala reputación que tenía Fernando Valle y que también salga a la luz la más grande desgracia amorosa en el clímax de esta novela y que lleva a Clemencia al arrepentimiento, pues cuando están hablando Clemencia e Isabel esta última le dice:

–De suerte que mi pobre primo tendría que hacerse coger primero por los franceses y conducir a Guadalajara y fusilar en la plaza para que tú le amases después.
–Puede ser que no lo lograra simplemente con eso, Isabel. Yo te digo que no sé lo que quiero precisamente; pero quiero la desgracia, y la desgracia emana de un grande rasgo del corazón[7].

     Si nos damos cuenta al terminar la novela se sabe que Fernando Valle sí es fusilado como lo mencionó Isabel de broma, ¿pero en realidad Altamirano quiso causar este efecto de broma o es que nos da las pautas del final desde antes sin que nos demos cuenta? Efectivamente, Altamirano, nos repleta de pausas durante toda la novela, pausas que se van desenlazando casi hasta el final para que provoque en nuestra lectura reacciones extraordinarias.
     Y sí, cuando Clemencia tiene que sufrir la pérdida de Fernando Valle y la realidad de Enrique Flores ya está implícito, gracias a los grados de indeterminación, que Clemencia se arrepiente profundamente y hasta podemos sentir su agonía ante dicha situación, cuando se esclarece este momento es como si descansáramos ante la idea de que los personajes descubre la verdad que el narrador le hace saber a los lectores previamente, porque ya casi al final de la novela los personajes conocen la verdad y Clemencia dice:

¡De modo que ese infeliz Fernando no era un calumniador, de modo que le hemos ultrajado injustamente, de modo que habrá tenido un infierno en el corazón, y que va a morir asesinado por nuestra crueldad…![8]

     Aquí el corte se ve concluido pues el comentario que hace antes Isabel –acerca del fusilamiento y que parecía no tener sentido– interrumpe la línea de acción que había antes, pero después cobra sentido y en realidad ese comentario es el principio del desenlace de este último corte que nos esclarece todo pues el autor ya sabía lo que sucedería, sin embargo el corte sigue vigente pues hay información que nos sigue sin ser proporcionada y es el destino de Enrique al huir de Guadalajara.
     Después, con la ayuda de los comentarios que son juicos emitidos dentro de la novela para guiarnos a lo largo de ésta; nos permiten indicarnos una perspectiva y así unificar el texto donde el mismo autor nos dice cómo entender el relato. Los comentarios permiten reconocer puntos de vista diferentes a los del autor, gracias a éstos nosotros no sólo leemos una historia sino que logramos un contacto con el autor y nos provoca reacciones que aturdan o inciten a la contradicción.
     El autor se expresa de la siguiente forma con el fin de dejar explicitas las situaciones que está narrando y menciona que

Me he detenido en la descripción del carácter del primero de mis personajes, porque tengo en ello mi idea: deseo que ustedes le conozcan perfectamente y comprendan de antemano la razón de varios sucesos que tengo que narrar[9].


     En este caso el comentario fue hacia la concretización de las características de los personajes para que nosotros nos podamos formar una idea estética de lo descrito, pero también existen comentarios que aluden a la realidad que está viviendo el autor dentro de su entorno en donde puede conseguir una crítica de este mismo para que el lector la evalúe con sus propias experiencias y/o conocimientos intelectuales, por ejemplo, cuando Altamirano dice:

Y a pesar de la bravura de las tropas republicanas, el enemigo triunfó y rechazó a los asaltantes. La estrella de la patria se eclipsaba por entonces, y había llegado los tiempos de la adversidad  . Este ataque a Morelia ocurrió a fines de noviembre de 1863[10].

     El autor expresa con esto su opinión acerca de lo que está viviendo como parte de un escritor de su época, al igual que muestra sus inconformidades ante una patria que se eclipsa en la esclavitud, también, como buen escritor, nos proporciona el lugar y la fecha de los ataques a los que se está refiriendo, es conocedor y quiere a la vez que su lector se informe y que se construya un criterio propio, Altamirano sí nos ofrece una historia de amor, pero también nos introduce a los acontecimientos de su época de manera muy puntual.
     Por último, se sitúan los contrastes, que en esta novela aparecen mucho pues los personajes sufren muchos cambios de fortuna a consecuencia del amor y desamor. Un contraste es aquel que se da en el personaje, como los cambios de fortuna, o en el contexto de una acción, cambiando así los puntos de vista del lector para conducir sus reacciones hacia el fin que busca el autor y éste como tal

…ve al héroe constantemente ante el fondo de una realidad infame, pero así es el mundo también desde la perspectiva del héroe. Tales contraposiciones producen operaciones de nivelación y ya que éstas no están expresadas en el texto mismo, la constitución del sentido se convierte en un acto de lectura[11].

     Los grados de indeterminación permiten la creatividad y la imaginación de los cuadros de acción de los personajes, y en este caso de su comportamiento y de lo que les sucede –bueno o malo– a lo largo de todo el proceso creativo de la lectura. Los contrastes logran crear reacciones en el lector sobre lo que le rodea en el texto, ya que las ideas surgen de repente

…en el acto de lectura reaccionamos sobre algo que hemos producido nosotros mismos; y es precisamente el modo de reaccionar lo que hace patente por qué tenemos la posibilidad de tener la experiencia del texto igual que si se tratase de un acontecimiento real[12].

     Altamirano, a lo largo de Clemencia, construye muchos cambios de fortuna en los personajes, a Enrique lo presenta como un hombre varonil, elegante, respetuoso y con un gran porvenir y resulta que es un cobarde y  traidor de su patria, en el caso de Isabel la muestra como una mujer hermosa, rubia, inteligente, capaz que sólo termina cayendo ante el hechizo de un hombre como Enrique que no vale la pena, es sumisa y al final muy débil.
     Mientras que Clemencia la observamos al inicio como una mujer calculadora, elegante, ambiciosa y firme, pero al final cae ante el deseo y prefiere amar a alguien que no la valorará nunca, es así como ella cae por la misma causa que aborrecía, la de amar a un hombre pretencioso y sin corazón, pero en Fernando ocurre algo peculiar pues él se mantiene en la misma línea de desgracia y desdicha durante toda la novela y lo que quedó fue que

Fernando respiró como si algún enorme peso acabase de quitársele del corazón, después de lo cual apoyó los codos en la mesa y la frente en las manos, dos gruesas lágrimas rodearon por sus mejillas, y murmuró con voz ronca.
– ¡No creía yo que había de morir así![13]

     Aunque al personaje de Fernando Valle le sigue la sombra de la desgracia, él nunca pensó terminar de esa forma, la fortuna lo lleva por caminos inciertos, sufre altibajos y esperanzas, pero al final muerte por el sentimiento del amor, le es fiel a este sentimiento y es presa de una injusticia y aún así el muere con la frente en alto.
     Iser menciona que lo ideal de un texto es que no cumpla con las expectativas pues así mantiene activa la trama y el final resulta ser contundente, lo que sucede con Altamirano y su novela más conocida. Me parece que el proceso de lectura que cada una realiza es elemental para descubrir la formación de nuestro conocimiento dentro de un texto, las consecuencias que surgen de este proceso logran manifestar concretamente nuestro punto crítico de lectores y con eso logramos enriquecer aún más el texto.
     Gracias a los grados de indeterminación uno, como lector, puede esclarecer sus ideas sobre un texto, ya que le permite hacerse preguntas que la obra puede resolverte gracias a los comentarios del autor, gracias a esta estructura en los textos los autores pueden mantenernos en tensión y permitirnos contribuir y ser coparticipes de las tramas con nuestras propias orientaciones de la realidad.
     Sin embargo, es importante tomar en cuenta que las configuraciones que están compuestas dentro de la trama son relaciones que el autor establece con su lector a través de la actualización en la lectura y que dichas indeterminaciones no sería posibles sin la motivación de una opinión exterior y ajena a la significación literaria del texto. La lectura debe permitir la construcción de nuevas asociaciones posibles para mantener viva la intención del autor.
     Opino firmemente que los grados de indeterminación dan como resultado un nuevo estímulo en el lector que lo incitan a mostrarse como un sujeto activo dentro de cada trama que se le va presentando, por consiguiente crean la unificación latente necesaria para expresar la visión de una época en donde el momento histórico influye bastante para que se produzcan reacciones similares, pero no iguales ante la interpretación de un texto.

  


Bibliografía:
ACOSTA GÓMEZ, Luis A., El lector y la obra, Madrid, Editorial Gredos, 1989.
ALTAMIRANO, Ignacio Manuel, Clemencia, México, Editorial Porrúa, 2007
ISER, Wolfgang, “La estructura apelativa de los textos” en Dietrich Rall (comp.), En busca del texto: teoría de la recepción literaria, México, UNAM, 2011, pp. 99-119.




[1] Luis A. Acosta Gómez, El lector y la obra, p.18.
[2] Wolfgang Iser, “La estructura apelativa de los textos”,p.105.
[3] Ignacio Manuel Altamirano, Clemencia, p. 3.
[4] Ibid., p. 80.
[5] Ibid., p. 10.
[6] Acosta Gómez, op.cit., p. 167.
[7] Altamirano, op.cit., p.69.
[8] Ibid., p. 116.
[9] Ibid., pp. 8-9.
[10] Ibid.,pp. 73-74.
[11] Iser, op.cit., p.113.
[12] Wolfgang Iser en Luis A. Acosta Gómez, El lector y la obra, p. 177.
[13] Altamirano, op. cit., p. 114.

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