En
1925, Boris Tomachevski publica un manual de nociones básicas de literatura,
una Teoría literaria que propone,
además, pautas del análisis de textos
lírico y narrativo a lo largo de sus capítulos dedicados a la lengua
poética, la métrica y la temática. Esta última parte es la más reconocida,
entre otras razones por representar el arranque de la narratología propiamente
dicha, en tanto que estudio general del relato, y no ya de un tipo particular
de relato como el que planteó Vladimir Propp. Se encuentran en este capítulo
las definiciones básicas de narrador, personaje, trama o fábula, y su
sistematización a partir del tema.
Las
definiciones de “tema” que proporciona Tomachevski resultan, sin embargo,
ambiguas:
En
la obra literaria, las distintas frases, al asociarse según su significado, dan
como resultado una construcción que se mantiene por la comunidad del contenido
o del tema. El tema (aquello de lo cual se habla) está constituido por la
unidad de significados de los diversos elementos de la obra. Puede hablarse del
tema de toda la obra, o de temas de las distintas partes. […] Para que una
construcción verbal constituya una obra unitaria, debe tener un tema unificador
que se concrete en el desarrollo de toda la obra. (Tomachevski, 1982: 179)
“Aquello
de lo que se habla”, en un principio, reduce el tema al referente de los signos
que se articulan en el enunciado. ¿Cómo determinar, entonces, el tema de un
texto cuando no se alude a él sino hasta avanzado el relato? Según Tomachevski,
“aquello de lo que se habla” deberá estructurar el resto de los niveles de la
obra (trama, fábula, personajes, etcétera).
El
género textual determina el mecanismo de funcionamiento del tema: la lírica
carece de fábula, a diferencia de la narrativa. La fábula está determinada por
los nexos de causalidad que se evidencian en el paso de una situación a otra,
cambios inducidos por las relaciones entre los personajes y la introducción de
otros nuevos, eliminación de otros y cambio de relaciones. La base de la fábula
es un conflicto. El conflicto es el resultado de la tensión entre intereses
opuestos, lucha entre los personajes y funcionamiento de tácticas: un hecho
deriva otro, y los hechos están recíprocamente relacionados. Para que existan
estas condiciones del conflicto, es necesario crear personajes con relaciones
de contraste: “cada uno de los personajes quiere modificar de manera distinta
la situación existente”. El proceso en el que se enfrentan las posiciones
encontradas se denomina intriga, y sólo termina con la resolución de los
conflictos.
Las
partes de la intriga son los hechos o partes de la obra que mantienen una misma
unidad. Los hechos indivisibles (asesinato, encuentro, ausencia) contienen un
tema en sí mismos, y son definidos como motivos, estos pueden ser dinámicos, si
modifican la situación, o estáticos, si no lo hacen (descripción, estadio de
los personajes). Los motivos que constituyen la intriga se organizan de una
manera “artística”, organización que se define como trama. Corresponde al
crítico evaluar los mecanismos de organización de la trama: la narrativa
antigua se caracteriza por recursos como la ejemplificación de tesis morales,
la reunión de personajes para enlazar cuentos o la atribución de los cuentos a
un solo personaje; todos ellos son medios insuficientes para unir una verdadera
novela.
La
trama depende de la introducción de los motivos ante los ojos del lector, es
decir, se aprovecha la ignorancia del lector. Se establecen, pues, “grados de
ignorancia” manejados en la obra: el lector sabe, pero los héroes no; una parte
de los personajes saben y otra no; el lector y una parte de los protagonistas
no saben; nadie sabe nada, y la verdad se descubre casualmente; los héroes
saben, pero el lector no.
Para
construir alguna de esas posibilidades, el relato precisa de un narrador, que
también puede ser de varios tipos: un “simple” comunicador del autor; un
narrador presentado como una persona concreta; una persona que cuenta los
hechos que ha oído contar a otros; un testigo más o menos próximo; el
protagonista de la acción, y, por último otros métodos de narración complejos.
También
en el ámbito de la fábula, se insertan las marcas de tiempo que se comunicarán
al lector de, por lo menos, dos maneras: con el establecimiento de la fecha del
momento de la acción; la indicación de los intervalos de tiempo ocupados por
los hechos; con la creación de una impresión de que el tiempo de lectura y el
tiempo en que ocurren los acontecimientos son simultáneos.
Tomachevski
incorpora una amplia gama de posibilidades de análisis, de las cuales sólo se
han elegido las anteriores como punto de partida. La teoría literaria basada en
el estudio del lenguaje estaba en marcha. El formalismo ruso que había
desarrollado sus propuestas sin contratiempos en una Rusia ocupada en la guerra
y la política comenzó a sufrir las críticas de ideólogos como Trotsky (Literatura y revolución, 1924), hasta la
desaprobación definitiva del comunismo. Intelectualmente, el formalismo entraba
en discusión con las ideas más centradas en el aspecto social de la obra
literaria y con las objeciones de Mijail Bajtin. Los principios del formalismo
continuarían su evolución en el Círculo Lingüístico de Praga, en el que figuró
también Roman Jakobson, junto con Jan Mukarovsky y René Wellek; nuevamente, el
estructuralismo fue abatido por cuestiones políticas, ahora por la irrupción de
los nazis. Los trabajos de ambos grupos llegaron a manos de estudiantes que
sirvieron de enlace entre los países de la Europa oriental y la occidental
(Todorov y Kristeva, por mencionar los más representativos), mientras que
Jakobson y Wellek emigraron a los Estados Unidos. La lingüística, por su parte,
se desarrollaba como ciencia en casi todos los países y su contribución a los
estudios literarios se incrementaba en una relación recíproca. Pasadas las
guerras mundiales, los estudios literarios exigieron una perspectiva acorde con
las transformaciones del pensamiento social, y el estructuralismo representó
una opción reveladora.
Bibliogragía:
Boris Tomachevski (1982), "Temática", en Teoría de la literatura, Madrid, Akal.
tengo que hacer un Análisis narratologico del cuento de Borges "la historia de Rosendo Juares" y estoy media confundida ayudaa.
ResponderEliminarnecesito con este texto analizar la estructura narrativa del lazarillo de tormes
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